Notas de lectura "La pensión-Joyce"

 Este relato comienza hablandonos de la señora Mooney, una mujer de carácter conflictivo, que se casó con el principal dependiente de su padre y juntos abrieron una carnicería. Sin embargo, tras la muerte del padre de la señora Mooney, el señor Mooney se involucró en malos negocios y llevó al negocio a la quiebra.

La pareja se separó y la señora Mooney se quedó con sus hijos. El señor Mooney se vio obligado a convertirse en oficial de justicia, mientras que la señora Mooney, quien se había llevado el dinero de la liquidación de la carnicería, decidió establecer una pensión. Gobernaba la pensión con diplomacia y mano firme, y sus residentes la llamaban cariñosamente "la patrona".

Los domingos por la noche, solía haber reuniones en la sala principal de la señora Mooney. Los artistas de vodevil participaban con gusto y la hija de la señora, Polly Mooney, de diecinueve años y muy alegre, solía cantar. Polly también se encargaba de darle vida a los jóvenes huéspedes de la pensión.

La señora Mooney se dio cuenta de que había algo entre su hija y uno de los jóvenes. Polly sabía que estaban vigilándola, pero el persistente silencio de su madre no podía malinterpretarse. La niña comenzó a comportarse de manera extraña, y el joven se sentía inquieto. En el momento adecuado, la señora Mooney intervino. Primero habló con su hija Polly y luego con el señor Doran.

El señor Doran tenía alrededor de treinta y cuatro o treinta y cinco años, era un hombre serio y diferente a los demás residentes de la pensión. La señora Mooney creía que se había aprovechado de la juventud e inexperiencia de Polly. El señor Doran estaba muy nervioso por la confesión que le había hecho a Polly y temía que la gente se enterara de lo que estaba sucediendo, lo cual podría poner en peligro su empleo.

Con respecto a la tesis sobre el cuento de Piglia, las dos historias narradas se ven con diferentes puntos de vista. En primer lugar el punto de vista del Señor Doran y en segundo lugar el punto de vista de Polly